Latidos y altitudes: la vida del alpinista Ricardo Arias

Jennifer Aranda
23 jul
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Actualizado: 23 jul

Por Jennifer Aranda / biografiadeportivacr@gmail.com

Desde pequeño descubrió las montañas, y en ellas su misión de alcanzar grandes altitudes. Hijo único de doña Lucrecia y don Ricardo, nacido en Guadalupe de Cartago el 21 de octubre de 1995, y heredero de la vida en movimiento y exploración de ambos padres.

En su forma de ser se nota la montaña, su espíritu sereno como el silencio de los cerros ha sido cultivado en medio de las caminatas comunes de su vida cotidiana. Su carácter es resultado del tiempo en los caminos empinados y ha aprendido de la paciencia de los árboles.

A sus 29 años de edad, Ricardo Arias ha alcanzado veintiocho cumbres localizadas en América y Europa, cincuenta de más de tres mil metros y otras once de menor tamaño en Costa Rica. Pero su lista de altitudes sigue incompleta, pues el alpinista sueña con escalar las de más de ocho mil metros en el mundo.

"Lo que siento es adrenalina, felicidad, tranquilidad... pero, en general, es eso: mucha felicidad desde que preparo la mochila."

Aunque nunca ha sufrido una lesión grave, cuenta de la vez que estuvo en descanso por, aproximadamente, cuatro meses debido a la operación de unas várices. Desde su perspectiva, con los ojos siempre dispuestos a las alturas, aquel estado fue solo un proceso necesario, normal y llevadero.

Camino a Campo Canadá, Aconcagua, Argentina, 2018

Para su preparación, el cartaginés contempla dos áreas importantísimas para llevar a cabo la sublime tarea de ascender: la técnica y la física. Actividades como correr, montar bicicleta y nadar están dentro de sus planes con miras a la escalada. Aunque no tiene un entrenador ni un equipo, ha encontrado aliados, entre ellos amigos e integrantes del grupo Nido de Halcón.

Su rutina diaria, entre semana, empieza desde las 4 am, cuando se despierta para realizar actividad física y posteriormente ir a su trabajo, ubicado en el Cerro de la Muerte. Junto con su esposa Darlyn, algunos días después de cumplir labores, van al gimnasio. Mientras que, los fines de semana, Ricardo también incluye actividad física como giras a alguna montaña, carreras multietapas, fondos en bici o corriendo.

Darlyn es ingeniera industrial, pero mantiene una vida activa y comparte con Ricardo la aventura de caminar por las montañas. Juntos han explorado ya el Chirripó, el Cerro Dragón, el Nevado de Colima, Rucu Pichincha y el Cerro Palangana, por mencionar solo algunos. Desde diciembre contrajeron matrimonio, una de esas travesías donde también se experimentan latidos y altitudes como los del alpinista.

"La experiencia de más días ha sido en el Aconcagua: catorce días de recorrido más dos de todo lo que implica el inicio, no es tiempo de montaña pero es parte de la experiencia."

En su otra faceta, Ricardo es docente de Español, y hace cuatro años que se desempeña como tal en el Liceo Rural La Luchita. En cuanto a sus logros académicos, cabe destacar que el montañista es Licenciado en la Enseñanza del Castellano y Literatura graduado en la Universidad de Costa Rica, Técnico en la Enseñanza del Español como Segunda Lengua, y titulado con un Diplomado en Enseñanza Primaria con énfasis en Español.

Acostumbrado a la verticalidad, Ricardo transita su vida con la templanza que le han enseñado las montañas del mundo. Es un alumno por excelencia y un docente por vocación.

Este año, Arias pretende culminar la lista de 47 cerros del país con el Noche Buena en Cartago, de donde es oriundo. Y así, ir visitando cada tierra elevada que lo llame desde cualquier parte del mundo.

"El alpinismo ha impactado mi vida muchísimo porque eso me ha enseñado paciencia; siempre estoy como muy tranquilo... y, además, me ha dejado amigos, que son con quienes más me involucro por tener las montañas en común."