Alejandro "Mandarina" Solano: un pionero del MMA en Costa Rica

Por Jennifer Aranda / biografiadeportivacr@gmail.com

¡Enhorabuena! Cansada y asustada a la 1:45 am, doña Maritza Rodríguez se prepara para recibir con entusiasmo a su primogénito Alejandro Solano, a quien más tarde apodarían Mandarina gracias a la abuelita de un buen amigo suyo de la infancia. Su cabeza grande, según la abuela de José William, lo hizo merecedor de un sobrenombre que todavía hoy recuerdan y nombran los aficionados y luchadores de las Artes Marciales Mixtas (MMA). Desde chiquillo, Mandarina es amante de los deportes de combate. Sus películas favoritas eran las que tenían peleas. De hecho, cansado de la ficción, a los 11 años buscó una academia donde hacer realidad sus ansias de combatir legalmente. Así que en 1999, en Guadalupe, conoció a quien sería su primer instructor: Moisés Garay. Muay thai y jiujitsu japonés fueron sus primeras andanzas, que se extendieron hasta el 2005 cuando se dedicó de lleno al MMA siempre con el apoyo de su mamá y la asistencia de su papá Claudio Zamora. Su debut, aunque valioso, también le trae un sabor amargo al recordar que ese también fue el día del funeral de su abuelo. El 2 de diciembre del 2005, Mandarina lucharía por primera vez dentro de la jaula en honor a quien siempre recordará con profundo amor y respeto. Gracias a su dedicación, en el 2009 logró convertirse en el campeón de las 155 libras de la Promotora Fitenite. La dichosa noche valió la pena luego de ganar tres combates contra oponentes de Panamá, Brasil y Chile.

No obstante, esa fue la primera vez que no practicó su famoso agüizote de usar una pantaloneta diferente en cada pelea. Después de su primer enfrentamiento y gane, la emoción no lo dejó acordarse de sus otras dos mudadas. Pero esto, para un atleta como Mandarina, no le impediría posicionarse como #1.

“Es un pionero de las artes marciales y demostró que tenía un alto nivel no solo en Costa Rica, sino fuera del país. Recuerdo que cuando fui a Argentina y Estados Unidos, escuché lo bien que hablaban de él.”

(Steven Rodríguez, pupilo de Mandarina)

Su resistencia, su pegada sólida y su asimilación a los golpes son tres de las virtudes que sobresalieron durante sus combates. Además de su espíritu hambriento por el triunfo, gracias al cual obtuvo en 2014 su título como campeón de las 155 libras en el Xtreme Kombat en México. En aquella ocasión se enfrentó al brasileño Iuri Silva. Y desde el 2015 y hasta el 2018, se mantuvo en la primera posición de Latinoamérica y la 29° en el mundo en las 135 lbs según el ranking mundial de MMA. Su récord puede ser visualizado de forma completa en el siguiente enlace aquí.

“Realmente tuve muchos grandes oponentes, pero estas son dos peleas que me marcaron como fue mi primera pelea internacional en Brasil, donde nace este deporte, y logro vencer por KO a Cristiano Marcello. Y otra gran pelea en Costa Rica contra el brasileño Ricardo Tirloni", enfatiza el peleador. Su carrera deportiva deslumbrante se detuvo en el 2015 por dos años luego de fracturarse en un entrenamiento el hueso cúbito. Gracias al apoyo de su esposa, se recuperó y volvió mejor que nunca. Sin embargo, hace más de un año que Asdrúbal Alejandro Solano Rodríguez, mejor conocido como Mandarina, se retiró de las jaulas luego de su última pelea contra Edgar “El Cebollero” Delgado. Sin embargo, su salida del combate no significó el abandono de las Artes Marciales Mixtas, pues hoy continúa en ellas, pero como entrenador.

De hecho, Mandarina no fue nada tonto y se la jugó: desde 2002 conformó su propia academia: Survival Center, que más tarde y hasta hoy pasó a llamarse Academia Mandarina MMA. Así logró solventarse económicamente y trabajar en lo que amaba mientras combatía también. Sus pupilos lo consideran un entrenador entregado que siempre da de más hasta exponerse a sí mismo al punto de no importarle sus lesiones con tal de prepararlos. Su visión particular y lectura especial del combate lo hacen el favorito de las esquinas. Algunas de las personas que no deja de mencionar por el enorme agradecimiento que siente por ellas son: Alejandro Villalobos, Moisés Garay, Walter Alvarado, Sydney Machado, Mauro Sergio, Humberto Aranda, Marco Delgado y Gustavo Gil. Todos ellos sujetos importantes y alentadores que motivaron su carrera deportiva y guiaron sus pasos. Hoy Mandarina prepara a otros, y entre ellos destaca a Steven Rodríguez, Roy Benavides, Jafeth Herrera y Jefferson Chaves. Ve en estos luchadores fuerza, disciplina y una luz que los llevará a brillar en las jaulas del MMA.

“Más que un entrenador, Manda es mi familia. Dios lo usó de una forma especial para hacerme crecer en muchos ámbitos. Es un guerrero que nació y se crió para pelear."

(Steven Rodríguez)

Sus planes a futuro solo se enfocan en conseguir que sus alumnos logren mayores triunfos que los suyos. A través de su experiencia –no solo en MMA, sino también en boxeo, muay thai, kickboxing, jiujitsu brasileño y judo– y de sus conocimientos, busca apoyar a quienes tienen sus mismos intereses y sueños similares en magnitud.

“El deporte aún está en evolución, por lo que antes era más empírico ahora hay mejores condiciones y procedimientos de entrenamiento más profesionales", explica el entrenador Alejandro Mandarina.

Pero no crean que su vida ha sido solo MMA, también le rindió el tiempo procreando. Hoy sus descendientes son cuatro: Justin y Steven; y Joselyn y Santiago de su actual matrimonio con Raquel Marín Calvo.

Aunque sus hijos no le siguieron el paso en los deportes de combate, ve en Santi, el menor de las camadas, un pequeño interés al grado de ser su esquina en uno de sus combates en Nicaragua.

Hoy a sus 43 años de edad, Mandarina sigue siendo una reconocida figura en el mundo del MMA y continúa cosechando frutos de su fértil carrera.

“Lo más valioso de Mandarina es su humildad. A pesar de todo el éxito que ha tenido, nunca dejó de ser quien es. Entre sus amigos es reconocido como una persona trabajadora y entregada completamente.” (Steven Rodríguez)

A su lado, sosteniendo la toalla, su amigo y pupilo Steven Rodríguez