David Fernández: mottomo subarashii judoka
- Jennifer Aranda
- 30 may 2022
- 5 Min. de lectura
Por Jennifer Aranda / biografiadeportivacr@gmail.com
Josefino desde siempre y constructor de sus propios sueños, David Fernández Tercero se constituyó judoka desde los 14 años. Convencido no solo por la parte deportiva, olímpica y marcial de esta disciplina, sino también por el principio de amistad y prosperidad mutua que desde entonces y hasta hoy practica y disfruta.
En 1973 doña Myrna Tercero y don Rafael Ángel Fernández tendrían la dicha de vivir el nacimiento dominical de su quinto hijo el 25 de marzo. Ella le enseñaría a leer antes de entrar a la escuela, y él le contaría cuentos inventados para dormirlo.
Tuve un papá maravilloso e increíble que no solo fue mi papá, sino también mi mejor amigo hasta que Dios se lo llevó.
Así vivió David una infancia que él recuerda con alegría y gratitud al lado de sus hermanos mayores: Jorge, Karla, Alma y Miguel, con quienes jugaría en los jardines de la Universidad de Costa Rica en San Pedro como si fuera el patio de la casa que habitó por 30 años.

Antes de que Fernández se involucrara en el mundo del judo, estuvo en el Movimiento Guías y Scouts de Costa Rica. Allí fue donde primero aprendió a guerrear: se raspaba las rodillas y el pecho en un barreal por ser el mejor y alcanzar un banderín de honor.
Más tarde, entre su afán por pasar en la playa y su deseo de aprender a surfear, conoció el triatlón y lo practicó desde los 11 hasta los 14 años de edad. Posterior a esta aventura, David se interesó en el karate kyokushin y simultáneamente en el judo, el cual empezó a practicar gracias a la invitación de su amigo Ariel (aunque este ni siquiera asistía… fue más como un “embarcador”).
Su primer entrenamiento fue con Tigre, quien no solo le enseñó técnica, sino también el primer principio del judo: Amistad y Prosperidad Mutua. Su carácter acostumbrado a la lucha y la competitividad no le dejaron dilucidar, de buenas a primeras, que Tigre le estaba enseñando. David lo entendió como un reto y lo lanzó contra el piso. Enfurecía al ver que su contrincante no se rendía, por el contrario, le exigía continuar. Lo que David no sabía era que en el judo lo primero que se aprende es a caer.
El judo significa para mí dos cosas: si caes siete veces, te levantas ocho; y es muy importante en mi vida, pero no lo más importante. Mi trabajo, mi familia, mi espiritualidad lo son. Pero el judo es colateral, va a la par, es muy leal. Es eso que siempre está a la par y es refugio.
Así fue como inició su carrera deportiva, la cual se extendió hasta el 2005 cuando decidió retirarse. Sin embargo, gracias a Henry Núñez y Guillermo Sánchez (sus dos más importantes mentores), y otros entrenadores japoneses, estos fueron sus logros:
Campeón Centroamericano y Del Caribe Universitario
Campeón Centroamericano
Campeón Nacional (en repetidas ocasiones)
5º lugar Pan American Judo Championships
5º lugar en el Campeonato Iberoamericano
Campeón en el US Open Judo Championships, California
Bronce en la Copa de Judo de Puerto Rico
Plata en la Copa Dominicana de Judo del 2003 (esta le dio el pase a los Juegos Panamericanos)
Sentí que ya no tenía el hambre que hay que tener para ser competidor. Estaba en una competencia y me di cuenta de que ya no quería entrenar tan duro y me costaba mucho llegar a mi peso.
Pero de sus combates no solo le quedaron recuerdos y celebraciones; hoy su cuerpo le evoca cada lucha, pues tiene muchos huesos rotos, entre ellos las dos clavículas: diástasis acromioclaviculares (lado izquierdo y derecho). Además, entre la gran lista de lesiones, señala la rotura del ligamento cruzado anterior y el desgaste de los huesos de las dos rodillas.
El deporte me ha dejado determinación, sensibilidad por las cosas que verdaderamente lo hacen a uno rico y que el dinero no puede comprar, amigos increíbles y disciplina porque como dicen los japoneses: “la disciplina vence al talento y a las habilidades”.
Desde el 2019, fue reconocido por la Federación Internacional de Judo como entrenador, distinción de la cual solo gozan cuatro personas en toda Centroamérica. Asimismo, Fernández porta el Grado de Sensei, otorgado por la misma entidad.

Lo mejor que viví en mi carrera deportiva no fue un evento en específico, sino el viaje entero: el David que llegó el primer día con Tigre a los entrenamientos hasta el David que un día se dio cuenta de que ya no tenía hambre y era momento de empezar otras cosas.
Actualmente, el ex judoka se dedica a lo que siempre quiso ser. Su sueño de convertirse en abogado tuvo lugar después de los 30 años de edad y hoy a sus 49 disfruta entrar a la corte, litigar un caso, vivir las audiencias.
A su vida también la hace mejor su prometida Marjorie Rojas Flores, con quien convive desde hace tres años y a quien hará su esposa el octubre próximo.

Si Dios me dijera a mí cuando yo me muera que me va a dejar nacer otra vez y que puedo repetir algo, yo repetiría dos cosas: estar con la mujer que estoy y ser abogado.
De su actual familia es parte Tomás, el hijo de Marjorie, de 8 años de edad, y al cual Fernández considera extraordinario. Junto a él y su futura esposa entrena judo. Aunque ya no compite, manifiesta que no afloja y sigue disfrutando las luchas en cada entrenamiento.

Hace cuatro años que falleció su padre, quien además de heredarles los mejores recuerdos, les inculcó en vida valores y un valioso modelo a seguir: fue portero en Primera División, Campeón Nacional de ANAFA y pintor. Su destacada carrera como artista le hizo acreedor del Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en tres ocasiones (1968, 1972 y 1975), del Premio Magón en el 2002, del importante reconocimiento como Benemérito de la Patria 2021, entre muchos otros más.
Sus obras se exponen actualmente en 14 museos del mundo, incluyendo la Galería Ufizzi en Florencia, Italia; en los Museos Vaticanos y en el Goya de España.

Con todo este legado de años y una crianza llena de amor y magia junto a su esposa, Rafael Ángel no solo contribuiría con una infancia feliz para sus hijos, sino también con un futuro exitoso para los mismos. David es resultado de ello; su esfuerzo hoy se refleja en valiosos títulos académicos:
Máster en Ciencias del Movimiento Humano con Énfasis en la Fisiología del Ejercicio, Universidad de Costa Rica
Máster en Política Criminal, Universidad de Salamanca
Máster en Derecho Penal y Derecho Procesal Penal
Máster en Derecho Administrativo, Instituto de Investigación Jurídica con sede en Nicaragua
Licenciado y Especialista en Abogacía del Estado
Doctorado en Derecho Procesal Civil y Comercial
Doctorado en Derecho Penal
Además de otros estudios importantes para su vida profesional como abogado. Valga mencionar que cursó la primaria y parte de la secundaria en el Colegio Calasanz. Aunque también llevó dos años en el Colegio Nuestra Señora de los Dolores en España.
Su brillante trabajo como estudiante dio más frutos cuando se interesó en compartir sus conocimientos en la publicación de tres libros: Garantías Constitucionales en el Debido Proceso y El juez y la sentencia oral (ambos como coautor) y El principio de legalidad en el ordenamiento procesal penal (de autoría individual).
Creo que lo mejor de mi carrera deportiva todavía no lo he vivido, aún falta mucho.

Otros datos biográficos valiosos:
- Habla español, inglés, japonés y francés.
- Dio clases privadas de judo durante su carrera deportiva para costear sus gastos.
- Fue uno de los primeros en el país en enseñar judo. En su época no había mucha gente que conociera sobre lucha en el suelo, y esa era su especialidad.
- Impartió clases de spinning, con las cuales no solo generó dinero, sino que además optimizaba su cardio.
- Recibió colaboraciones económicas de Frank Fullerton (un estadounidense que ayudaba a atletas de América) para sus participaciones internacionales.
- Se entrenó en Japón en cuatro ocasiones.
- Fue abanderado en los Juegos Olímpicos Atenas 2004.
- Toca violín.

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El más maravilloso judoka
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